Eso tiene un lado genial, el gran ahorro que supone y además cuando se trata de ropas super bien conservadas puesto que los niños pequeños crecen mucho antes de llegar a estropear el armario.
El lado menos genial es que a veces aunque la prenda esté perfecta y además se trate de una ropa carísima-de-la-muerte-de-diseñador-pijo-repijo .... la miras, la remiras, la vuelves a mirar,...y tu impresión inicial no cambia.
¡Esto no se lo compraríamos en la vida!
En algunas ocasiones la prenda no es especialmente bonita, pero tiene posibilidades...
¡Viva el tuneo!
¡Viva la personalización!
Es el caso de un vestido que llegó sin estrenar (me temo que se trataría de un regalo poco acertado a juicio de la dueña anterior) a pesar de lucir una etiqueta de marca (de las buenas, Mutti. De las caras, caras )
El arte de Hijapequeña, y la aguja de Mutti ha cambiado el soso vestido en uno mucho más divertido que a Nieta le encanta...
¡Listo! A triunfar en el cole!!!!!!
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